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I feel often the captivating force of Florence acting as a magnetic power. And yet, what we know about places comes mainly by sharing certain time and space in them. Florence is there, the person appears, but the person leaves. Florence continues. The place transforms the human and the person alters the place. Thus, José Saramago once wrote: «I do not remember having ever read about the reasons that lead us to love one city more than any other (…). I believe that the love for a city is made of tiny things, of intangible reasons, perhaps a street, a fountain, or even a shadow. In the interior of the city of us all, the small city where each of us really lives. We physically inhabit a space, but above all, sentimentally, we inhabit a memory.»
Florencia: amar una ciudad
Siento la fuerza cautivadora de esta ciudad que actúa con un poder magnético. Y sin embargo, lo que sabemos de los lugares es lo que compartimos con ellos durante un cierto tiempo en el espacio físico que son. Florencia esta ahí, la persona aparece, luego la persona se va. Florencia continúa. El lugar cambia a la persona y la persona transforma el lugar. José Saramago escribió: «No recuerdo haber leído alguna vez acerca de los motivos profundos que nos llevan a amar a una ciudad más que a otras (…). Creo que el amor por una ciudad se hace de cosas ínfimas, de oscuras razones, una calle, una fuente, una sombra. En el interior de la gran ciudad de todos, la pequeña ciudad donde realmente cada uno de nosotros vive. Habitamos físicamente un espacio pero, sentimentalmente, habitamos sobre todo una memoria».