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I have always been keen on extremes. I consider myself excessive and I have never been able to recognise the so-called «medium term», so linked in my opinion to mediocrity rather than moderation. I would never describe myself as a restrained person, neither in my actions, nor in my passions, nor in my thoughts or feelings. A bit cyclothymic, too, as I sense everything with absolute bipolar intensity. Although apparently Berlin and Florence do not have much to do with each other, they are two cities of extremes, thus matching each other. In multiple ways, the two cities stand for the avant-garde as well as for Classicism, so it is with contemporary art in Berlin and the Renaissance of Florence. The modernity of the German capital and the Tuscan tradition; the spiritual chaos of Berlin and the delicacy of Florence; Berlin decadence and the Florentine refinement; the debauchery in Berlin and the Florentine composure. To mention just a few aspects …
Contrapunto Berlín-Florence: ¿Binomio perfecto?
En todos los ámbitos de la vida, siempre he sido un individuo de extremos. Me considero una persona excesiva que nunca ha sabido detenerse en el socorrido “término medio”, que a mí siempre me ha sonado más a mediocridad que a moderación. No me describiría jamás como una persona comedida, ni en mis actos, ni en mis pasiones, ni en mis pensamientos ni sentimientos. También soy un tanto ciclotímico. Lo vivo todo con absoluta intensidad bipolar. Aunque en apariencia no tengan mucho que ver entre sí, Berlín y Florencia son dos ciudades de extremos que a mi parecer se complementan. Ejemplifican desde muchos puntos de vista los cánones de la Vanguardia y el Clasicismo. El arte contemporáneo de Berlín y el Renacimiento de Florencia. La modernidad de la capital alemana y la tradición toscana. El caos espiritual de Berlín y el remilgo de Florencia. La decadencia berlinesa y el refinamiento florentino. El libertinaje y el desbarre berlinés y la compostura florentina. Por citar solo algunos ejemplos…